Verano Friki Extra: Los Mundos de Coraline

Bueno, esto también me pasó el verano pasado, que me hice una lista de estrenos y acabé viendo otras de rebote.

Si hace poco nos invitaron al preestreno de "Fuga de Cerebros", este pasado jueves la invitación fue para "Los Mundos de Coraline", la nueva película de Henry Selick.

Una vez más hace uso de la técnica Stop -Motion para presentarnos una película muy particular aunque en ocasiones desigual.


ESTO VA DE ALGO ASÍ COMO:


Coraline es una niña de 11 años que, acompañada de sus padres, se va a vivir a una casa a las afueras de Oregón dejando atrás amigos de toda la vida en Michigan, su ciudad natal.

Por si fuera poco, sus progenitores no tienen tiempo para dedicarle puesto que sus trabajos les absorve la totalidad de su tiempo.

Así, viéndose sóla en un hogar desconocido, Coraline decide investigar para, poco a poco, ir conociendo a sus nuevos vecinos entre los que destaca Wybie (un niño un poco pesado) y su malhumorado gato; en la buhardilla de la casa vive el señor Bobinsky, un artista de circo excéntrico a la vez que egocéntrico, que convive con unos roedores que le hablan de Caroline, como él la llama; en el sótano, para acabar, encontramos a dos actrices viejas glorias que no paran de discutir entre ellas y enfrentarse en lucha de egos... ellas son las señoritas Forcible y Spink.

Convencida de que, visto lo visto, no habrá nada interesante en aquel lugar, Coraline se sorprende al encontrar una pequeña puerta tapiada y empapelada en una de las paredes de su nuevo hogar.

Al otro lado de esa puerta, porque como es lógico consigue traspasarla, encuentra un universo paralelo con sus propios habitantes que no son ni más ni menos que los mismos que en su mundo. Estos tienen sutiles diferencias, a saber: sus padres son muy atentos con ella y tienen todo el tiempo del mundo para dedicarle con juegos y apetitosas cenas; Bobinsky es realmente un gran artista que regenta en circo de roedores saltarines; las actrices tienen un teatro propio con un musical que entisiasma a su canino público; Wybie es un niño atento y silencioso cuyo amable gato sabe hablar... y todos ellos, exceptuando el felino, tienen botones por ojos.

Coraline entra y sale de ese mundo cada vez que se va a dormir a la cama y, aunque cada vez se encuentra más a gusto con sus "Otros Padres", no puede quedarse permanentemente con ellos... a no ser que haga un trato con su Otra Madre: si quiere vivir allí para siempre tiene que dejar que le cosan dos botones y sustituirlos por sus ojos.

A partir de aquí la película toma un giro inesperado ya que Coraline se encuentra atrapada en este mundo sin posibilidad de volver. Además de que sus padres reales han desaparecido, su Otra Madre empieza a mostrarse cómo es en realidad sacando su peor cara (nunca mejor dicho)...


STOP!!!


No quiero contar nada más pero os aseguro que cuando mi amiga Ana Belen (sí, Ana, a estas alturas ya habrá que reconocer que somos amigos...) me dijo que no era una película para niños, pensé que exageraba.

Pues no. Desde que la falsa madre de Coraline deja claro cuál es su plan, el film toma un giro hacia lo siniestro que en ocasiones te pone los pelos de punta... Los tres espíritus al otro lado del espejo, el manipulado Otro Padre en la escena del final del jardín y hasta la propia Otra Madre y sus transformaciones (la primera me impactó bastante), te hacen ver esta obra del gran Neil Gaiman de una forma diferente...

Ah, y otra cosa, para el que vaya a verla con "Pesadilla Antes de Navidad" en mente, aclarar que esta vez no hay ni una sóla canción a lo largo de los 100 minutos de metraje.

Y una curiosidad: sólo para el muñeco de Coraline se han usado hasta ¡28 réplicas!

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