Debo reconocer que, en principio, esta segunda temporada era más floja que la primera. Es cierto que, una vez concluida la fuga en el capítulo 22 de la temporada pasada, no había muchas posibilidades de que nos sorprendieran ya que, a priori, lo más interesante radicaba en ver cómo Michael lograba conseguir su propósito a pesar de que, cada vez que estaba a punto, aparecía un nuevo obstáculo en su camino. Y es que, cuando una serie que está concebida para trece capítulos tiene éxito, algo tienen que inventar los ejecutivos de la cadena para convertirla en una temporada de veintidos. A pesar de todo a mí no se me resintió el ritmo en ningún momento (y, a juzgar por los índices de audiencia en cualquier país en que ha sido emitida, al resto del planeta tampoco) y, según terminaba un capítulo, me lanzaba al siguiente con impaciencia.
Al comenzar a ver la segunda temporada mis dudas fueron confirmadas: los capítulos me gustaban pero la serie se había convertido en un "atrapamesipuedes" televisivo que, para colmo, se iba solucionando con bajas por agujero de bala de forma más habitual de la que me hubiese gustado. Vale, tenemos casos de fuerza mayor como es el caso de Lane Garrison, actor que interpretaba a Tweener y que, por ironías de la vida, ha acabado en prisión en la vida real pero pienso que un personaje como John Abruzzi daba para mucho más y Peter Stormare, el actor que le daba vida, sabía sacarle todo el jugo. De todas formas, una vez me acercaba al meridiano de esta temporada, me empezaba a enganchar y sentir, como en la primera, esa sensación de "dame más" que me dejaban los capítulos. De pronto empezaban otra vez las intrigas y no paraban de salir trapos sucios de todos los personajes implicados en la trama hasta el punto de desconfiar hasta de tu propia sombra: alguien traicionaba a otro alguien y ese, a su vez, a otro distinto en una espiral que parecía no tener fin. Y, así, quién antes era bueno, ahora es malo y el que veias tan malo malísimo resulta que tiene una debilidad, una parte humana, que hace que lo veas más bueno, que te haga pensar "claro, si es que actuaba así por las circunstancias...". Y traiciones, y traiciones y más traiciones. Y, cuando había uno que controlaba la situación, que estaba por encima todo, resulta que dos capítulos después aparecía alguien que estaba un escalón por encima de él y el siguiente por encima de este y el siguiente más y más.
Como he dicho al inicio, aún no empecé la tercera temporada, no sé si me gustará más o menos, si estará mejor o peor pero hay algo que sí tengo seguro y es que, al haber tenido que recortarla a trece episodios a causa de la famosa huelga de guionistas, no nos van a dejar respirar y habrá muchos momentos intensos que, espero, me sorprendan gratamente (aunque ya me enteré sin querer qué le ocurre a la Tancredi, pero bueno...).
Como curiosidad. ¿Sabíais que la web de la que hablan en la segunda temporada, por la que se comunican Michael y Sucre, la crearon de verdad los productores de la cadena? Para el que domine el inglés con conversación de ellos incluida... "The bag´s still got THE BAG!"
http://www.europeangoldfinch.net/home.htm
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