"Hancock", "John Hancock" o "Tonight, He Comes" eran los tres títulos que se barajaban para esta película. El elegido está bien para mi.
Ahora que por fin la he visto, retomo los posteos de "Verano Friki" que tan abandonados tenía.
Cuando vamos al cine ver una película de superhéroes, todos sabemos ya qué nos vamos a encontrar, por eso no nos sorprende en lo más mínimo que un playboy millonario sea capaz de crear una armadura tan espectacular que ni el gobierno haya llegado a soñar, que un chaval de 16 años que es mordido por una araña lance telarañas por las muñecas o que un tipo treintañero se vista como un murciélago y hable con voz ronca para acongojar más.
Pero, claro, esta película trata habilmente la temática trasladada al mundo real. ¿Qué pasaría si
de verdad existieran los superhéroes? Pues lo que pasa en "Hancock", que la gente estaría hasta el moño de, entre otras muchas cosas, todos los destrozos que provocan en sus luchas.
Aunque el final se me torna un poco descafeinado e, incluso, algo precipitado (lo cual es normal ya que no hay la típica-tópica lucha final contra el supervillano... ¡porque no existen los supervillanos!) en general me ha gustado.
Esa decadencia del héroe que logra transmitir Will Smith perfectamente. Ese superhéroe al que no le gusta serlo, antipático y malhumorado, que su máxima aspiración es la de estar tumbado todo el día en un banco con una botella de alcohol en la mano, que insulta a la gente y los provoca demostrándoles que no le pueden hacer nada. Todo eso me gusta. Sí porque, aunque las críticas la ponen a caer de un burro, no todos los "supers" tienen que ser felices, no todos tienen que ser complacientes con su público y eso es un buen arranque para la película.
Hay algunos guiños a los lectores de comics... bueno, en general a cualquier persona que tenga un mínimo conocimiento sobre el mundillo este de los trajes de spandex. Hancock puede volar, tiene super fuerza y le rebotan las balas como a Superman; las heridas le cicatrizan en menos de una hora, que es el tiempo que dice en que se le regeneró el cráneo, y no envejece... esto es de Lobezno. El "otro" personaje (no diremos nada por si algún despistado aún no fue a verla) también vuela, tiene super fuerza (más que él, le dice en un momento del metraje) y controla el clima... esto último es de Tormenta, de los X-Men.
Otro guiño que me gusta es cuando reaparece en escena después de un tiempo sin "trabajar".
Hancock (no os preocupeis que no voy a contar nada esencial) pasa voluntariamente dos semanas en la carcel para reformarse y prepararse para ser un superhéroe de verdad con la ayuda de un relaciones públicas, Ray (interpretado por Jason Bateman), y, al "volver al ruedo" volando entre edificios, suena una sintonía similar a la de "Superman".
También hacia el Hombre de Acero hay un guiño cuando Ray pregunta a Hancock "¿Eres de otro planeta, llegaste en un meteorito?" y este le responde serio "Soy de Miami".
El caso es que, todo eso, está al principio, como hasta los primeros 50 minutos de la película y después... pues flojea.
Como ya he comentado más arriba, no hay supervillanos, con lo cual cuando aparece un malo es un humano mortal y corriente. Con muchas armas, sí, pero humano.
El por qué no hay nadie con más superpoderes se explica en la película cuando Hancock descubre que, en verdad, no está sólo. Él ha perdido la memoria pero, en realidad, tiene como tres mil años de edad y, cuando está cerca de otro superser, ambos se vuelven humanos. "Nos convertimos en mortales para disfrutar de una vida normal, amar y morir". También se comenta que han sido creados a pares, con lo que siempre se acaban encontrando entre ellos debido a una atracción física. Esta "unión" también hace que, cuando uno sufre heridas o muere, el otro también lo siente.
En fin, que la película entretiene pero se desinfla hacia su parte final así que en vuestra mano queda pagar la entrada de cine o no hacerlo.
Próximo: ¡Expediente X!